lunes, 18 de enero de 2010

Haití: entre milagros y violencia


Comienza a emerger magnitud del desastre. Es la crisis humanitaria más grave de las últimas décadas, aseguró Ban Ki Moon.

LOS “milagros” y la violencia se alternaron ayer en Haití, con el hallazgo, cinco días después del sismo, de más personas vivas entre las ruinas de un Puerto Príncipe donde aumenta el pillaje y los supervivientes vagan hambrientos bajo un sol justiciero.

Un danés miembro de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah) fue rescatado con buena salud, luego de permanecer casi cinco días bajo los escombros.

“Recién lo rescataron sin un rasguño”, declaró un alto responsable de la Minustah, que solicitó el anonimato, al referirse al sobreviviente Jen Kristensen.

Horas antes, al amanecer, los socorristas habían rescatado a tres presonas entre los escombros del supermercado: una niña de 7 años, un hombre de 34 y una mujer de 50 que tuvieron la fortuna de verse rodeados de alimentos. Una cuarta persona, un hombre, seguía anoche vivo bajo los escombros a la espera de ser sacado.

Estas cuatro personas se suman a los 70 sobrevivientes encontrados hasta ahora bajo los escombros de Puerto Príncipe por los 43 equipos internacionales en el lugar, que suman 1.739 socorristas y 161 perros.

Los equipos pudieron llegar al 60% de las zonas más afectadas por el terremoto.

“La moral de los equipos de socorristas sigue siendo muy buena a pesar de las dificultades y de las condiciones” en las que tienen que trabajar, declaró a la AFP en Ginebra Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.

En cambio, la situación de las miles de personas desamparadas que vagan por las calles bajo el calor es “desesperada”, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Sorteando los cadáveres todavía acumulados en las calles, todos ellos buscan una ayuda internacional que llega por cuentagotas y claman por asistencia médica a unos hospitales desbordados, cinco días después del sismo de magnitud 7 que según la OMS habría dejado entre 40.000 y 50.000 muertos.

Algunas decenas acudieron como de costumbre a la misa en la catedral. Ante la visión del templo destruido, el sacerdote Henry Marie Landasse levantando las manos al cielo, exclamó: “hay cosas difíciles de entender sin los ojos de la fe”.

Caos y desespero

Y la verdadera magnitud del desastre emerge lentamente.

En Leogane, a 17 km de Puerto Príncipe y epicentro del sismo, el 90% de los edificios fue destruido, según la ONU. “Este es verdaderamente el epicentro del terremoto y muchas, muchas personas murieron”, exclama David Orr del PAM. “Los militares hablan de 20.000 a 30.000 muertos”.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) abrió un hospital de emergencia en Carrefour, un distrito cerca de Leogane y lanzó un llamado urgente para que los aparatos que transportan material médico puedan llegar lo antes posible.

Por su parte, los equipos de la ONG Médicos del Mundo (MDM) señalaron que la situación es “catastrófica” y lamentaron no haberse quedado sin otra alternativa que amputar a numerosas víctimas cuyos miembros fueron aplastados durante el violento sismo.

En el hospital general, “el patio fue invadido por camas improvisadas. Como la morgue está llena, los cadáveres se pudren en el suelo”, dijo uno de los médicos.

El sonido de balas es cada vez más frecuente, lo mismo que la presencia de hombres armados con machetes. El sábado dos dominicanos fueron gravemente heridos de bala cuando desconocidos les dispararon mientras cumplían labores de auxilio humanitario.

Ayer, la policía haitiana abrió fuego contra un grupo de saqueadores matando al menos a uno de ellos cuando cientos de personas saqueaban un mercado. El saqueador, de unos 30 años, resultó muerto por disparos en la cabeza; otro hombre cogió rápidamente la mochila del fallecido.

En “Cité soleil”, el barrio de chabolas más grande de Puerto Príncipe, los habitantes se sienten “completamente abandonados”: “los únicos camiones que pasan por aquí están llenos de muertos”, dice una mujer.

Urgen US$560 millones

En el plano diplomático, el Secretario general de la ONU Ban Ki-moon visitó ayer Haití donde tras recorrer las ruinas de la sede de la misión de la ONU en la capital indicó que este sismo es “la crisis humanitaria más grave en décadas”.

Según él, tres prioridades se imponen: salvar a la mayor cantidad de gente posible, brindar urgentemente ayuda humanitaria, agua, comida y los medicamentos necesarios, y coordinar la ayuda exterior.

Ban Ki-moon debe reunirse hoy con el presidente haitiano René Préval para evaluar las necesidades. Según la ONU, tres millones de personas necesitan ayuda.

El secretario general indicó que se “preparaba para lo peor”, luego de que murieran 40 empleados de la ONU y 330 continúen desaparecidos por el derrumbe del cuartel general de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah).

Ban Ki Moon reiteró su llamado de urgencia a la comunidad internacional para recolectar 560 millones de dólares para hacer llegar la ayuda al menos por los próximos seis meses a una población haitiana que carece de absolutamente todo. El dinero servirá para brindarles comida, agua potable, productos de higiene y medicinas, carpas, mantas, y ayuda logística y escolar.

La ONU considera este sismo aún más grave que el tsunami que devastó la provincia de Aceh en Indonesia en 2005, ya que en Haití desaparecieron todos los edificios gubernamentales locales.


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