domingo, 14 de febrero de 2010

Coincidencias y contradicciones de Foros Económico y Social


Este año, a diferencia de pasadas ediciones, los protagonistas fueron los banqueros y líderes financieros.

EL FORO Económico Mundial (1) (FEM) en Davos (Suiza), es una organización independiente que reúne desde 1971 a entes gubernamentales, no gubernamentales, líderes políticos, financieros y empresariales de todo el mundo para tratar, desde el diálogo constructivo y la discusión multilateral, temas sensibles de la economía mundial, así como de carácter social e, incluso, ambiental, con relevancia en la actualidad. En síntesis, el Foro Económico Mundial (FEM) es un espacio de reflexión sobre nuevas formas de desarrollo y progreso de la humanidad, aunque para otros, es una reunión más donde la retórica no pasa a la realidad.

En esta reciente edición estuvieron el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y los mandatarios de Francia Nicolás Sarkozy, Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, México, Felipe Calderón, Colombia, Álvaro Uribe y Panamá, Ricardo Martinelli.

La reciente edición

Los temas principales versaron sobre los programas para la reconstrucción de Haití tras el terremoto del pasado 12 de enero, el cumplimiento de los objetivos de Desarrollo del Milenio, la aplicación de los acuerdos internacionales de lucha contra el cambio climático y, por último, las nuevas perspectivas económicas tras la salida “oficial” de la crisis financiera que marcó la edición número 39 del FEM, el año pasado.

El Foro Económico Mundial, además de concentrar a los principales líderes del mundo político y económico, también tiene amplios detractores que asumen dicho espacio de encuentro como una mera reunión de una élite de ricos y poderosos, que imponen y justifican medidas políticas y económicas según sus propios intereses.

La cuadragésima reunión anual del FEM, estuvo signada por el tema de “repensar, rediseñar y reconstruir el sistema” económico actual, que estuvo en una profunda crisis el pasado año. Dicha situación, para muchos, ha sido el producto de una ausencia de controles específicos a los mercados financieros por parte de los Estados.

En síntesis, la discusión en esta edición del FEM, se concentró en recapitular si el Estado debe ser regulador de una economía y un sistema financiero eminentemente capitalistas, en los cuales el principio de la “libertad de mercado” (2) es un pilar ineludible y esencial de este modelo económico, que el año pasado demostró que si no existe un control mínimo a las operaciones de alto riesgo que llevan a cabo los bancos y en general las instituciones financieras, crisis como la de 2009 volverán a ocurrir.

El Foro también es un escenario donde se estudian, exponen y sustentan las posiciones y tendencias políticas del momento. Por esta razón para el gobierno de los Estados Unidos con Barack Obama, es pertinente justificar la intervención en el sistema financiero y en la economía norteamericana, en general, para levantar airosamente al país y al mundo de una crisis estructural que no se veía desde la gran depresión de los años 30, en el siglo XX.

Por la misma razón este año, a diferencia de pasadas ediciones del FEM, los protagonistas principales fueron los banqueros y líderes financieros, en quienes recayeron todas las miradas por la responsabilidad histórica que tienen para explorar nuevas alternativas en un sistema capitalista desprestigiado que para muchos, ya está ya agotado y condenado al fracaso, si no se adapta a la coyuntura actual.

La cumbre alternativa

Mientras se realizaba el FEM en Davos, sus principales críticos se concentraron en el Foro Social Mundial (3) , espacio que con diez años de historia se mantiene como un escenario alternativo de diálogo y concertación, basado en una concepción antiimperialista, que durante la última década se ha dedicado a ser una constante crítica del esquema neoliberal capitalista y de la globalización económica, destacando que existen otras visiones de mundo donde se debe privilegiar lo social.

Este Foro está compuesto principalmente por movimientos sociales antiglobalización, grupos políticos de izquierda, y movimientos sindicales e intelectuales de todo el mundo, además de presidentes de gobiernos autodenominados “progresistas”, entre los cuales se destacan los de Latinoamérica, como Brasil, cuyo presidente fue miembro fundador de FSM. Se incluye, además, a Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Fernando Lugo de Paraguay y Rafael Correa de Ecuador.

Colombia en el FEM

En este contexto, la asistencia del mandatario colombiano Álvaro Uribe Vélez al Foro Económico Mundial, buscó abrir nuevos mercados y atraer mayores inversiones a Colombia, en un esfuerzo por solventar las dificultades propiciadas en buena parte por la crisis financiera mundial y el cierre del comercio con Venezuela, que en 2008 llegó a 6.000 millones de dólares y actualmente no alcanza ni la cuarta parte.
Cabe destacar que por cuenta del papel protagónico de Colombia en la región, en temas como cohesión social, seguridad y confianza inversionista, el país fue elegido sede del Foro Económico Mundial Latinoamericano que tendrá lugar a comienzos de abril próximo en Cartagena.

Las nuevas lógicas

La crisis mundial y el natural desgaste político e ideológico que han acompañado a estos Foros (FEM y FSM), en la última década, han demostrado que las diferencias radicales entre ellos, no se dan en los objetivos o fines (desarrollo social y económico sostenible), sino en los medios por utilizar, lo cual ha obligado a restructurar y rediseñar nuevas herramientas y caminos, que incluyen el uso de parámetros que eran impensables hace algunos años.

Hernando José Gómez (4) ha plasmado dicha transformación, aduciendo que: “El Foro Económico Mundial se ha acercado cada vez más a los temas sociales y el Foro Social Mundial ha empezado a discutir la importancia de generar riqueza en forma sostenible para conseguir mayor bienestar social”. La gran paradoja de ello es que las crisis obligan a articular nuevas soluciones, y podríamos concluir que la reciente edición del Foro de Davos, presagió el comienzo de una nueva concepción de capitalismo con consciencia social y un socialismo más pragmático y no tan ideológico, en el marco de incluir al Estado como un actor esencial de la economía mundial.

* Asesor e investigador del Instituto de Estudios Geoestratégicos y Asuntos Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada.


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