martes, 3 de agosto de 2010

Más de 43 millones de litros de gasolina sacaban los contrabandistas hacia Colombia cada mes


Desde el pasado mes de abril, en los 27 municipios que forman el estado Táchira entró en funcionamiento el Plan de Control y Automatización de las Estaciones de Servicio de Gasolina, para erradicar el contrabando de extracción de combustible hacia Colombia, uno de los principales delitos ocurridos en las poblaciones fronterizas de San Antonio y Ureña.

El general Franklin Márquez, jefe del Comando Regional Número uno, con sede en San Cristóbal explicó que esa idea nació en la sede del comando de San Antonio, ante las elevadas cifras de contrabando de extracción registradas en las poblaciones de la línea limítrofe entre los dos países. Esta actividad era normalmente adelantada por los llamado “pimpineros”.

Márquez calcula que, entre los 27 municipios, salían cada mes 43.200.000 litros de combustible con rumbo a Colombia.

Cómo nació el plan

“Este plan comenzó de manera conjunta con los representantes del Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petroléo, Deltaven, las alcaldías involucradas y la Misión Rivas”, indicó.

“El objetivo era quitar las concesiones a las estaciones de servicio ubicadas en la frontera que estaban en manos de particulares, y colocarlas a las órdenes de la administración del gobierno. También, que los integrantes de la Misión Rivas se convirtieran en sus trabajadores, contando con la protección de los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana”, detalló.

Poco a poco se adelantó el censo, para determinar cuántos de los vehículos que usualmente llenaban sus tanques estaban realmente en manos de habitantes del estado.

“Se hizo una revisión. Primero, se les solicitaron las licencias, papeles del carro, carta de residencia. Pero como estos documentos podían ser conseguidos por ciudadanos colombianos, dimos con el instrumento ideal cuando comenzamos a solicitar el RIF(Registro Único de Información Fiscal). Así se logró establecer una estadística real de los carros que están en poder de los habitantes de la región”, comentó.

Gracias a este trabajo, que duró alrededor de cinco meses, se lleva un control y registro de los vehículos. Los automóviles particulares sólo pueden cargar una vez al día, y hasta 3.000 bolívares; los de carga pesada, hasta 5.000 bolívares.

“Gracias a este plan hemos ahorrado gran cantidad de litros de gasolina”, celebra el general. “Tenemos el ejemplo del municipio Bolívar (San Antonio) donde cada día sacaban entre 20.000 y 25.000 litros de gasolina por los ‘caminos verdes’ a pesar de los esfuerzos de los efectivos militares allí destacados. Desde que este plan entró en funcionamiento en ese municipio tachirense, se redujo el consumo de gasolina. Solamente en junio, no hubo necesidad del vaciado de 40 cisternas de 37.500 litros, lo que se traduce en 1.600.000 litros de gasolina ahorrados, cuyo destino era Colombia”, destaca.

Según los reportes, en Cúcuta (Colombia) circulan alrededor de 30.000 vehículos con placas legales venezolanas que se surten de gasolina en Venezuela.

Pinpineros "Legales"

Es habitual la venta de gasolina venezolana a las márgenes de la avenida San Luis en Cúcuta, acceso directo al puente Internacional Francisco de Paula Santander por la vía de Ureña. También es cosa común en La Parada, vía Villa del Rosario, en la salida hacia San Antonio y en el resto de la ciudad.

Los “pimpineros” se colocan con sus envases de plástico y mangueras para vender el combustible ante los ojos del resto de los transeúntes.

“Una pimpina que carga 25 litros de gasolina, la vendemos en 20.000 pesos y la compramos a los contrabandistas en 18.000. Le vendemos el combustible a cualquiera que se detenga. Yo tengo dos años con mi puesto, soy natural de Carola, pero me vine para acá porque esto de la gasolina es un buen negocio.

En Venezuela el combustible es muy barato y a nosotros nos conviene, porque con la ganancia he podido mantener a mi familia”, confiesa Luis Contreras, vendedor de gasolina callejera en un puesto que él mismo denomina “estación de servicio paralela”.

Asegura que la venta de gasolina callejera se ha puesto mala, desde la ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia.

“El presidente de ustedes (Hugo Rafael Chávez Frías) nos la ha puesto difícil. Desde que la seguridad en la frontera fue intensificada y los operativos se hicieron más regulares, el contrabando ha bajado y nos estamos casi quedando sin trabajo. Los ‘verdes’ (Guardia Nacional Bolivariana) hacen un trabajo verraco en el otro lado, y a cada rato cogen a los pimpineros. A nosotros eso nos desagrada, porque no nos llega el producto, pero lo bueno es que entonces podemos venderlo un poco más caro”, agregó Contreras.

El vendedor dijo que desde el inicio del conflicto diplomático consigue una ganancia diaria de 30.000 pesos; antes, podía alcanzar los 150.000 pesos. “En una estación de servicio colombiana los mismos 25 litros de gasolina que yo vendo pueden costar 24.000 pesos. Nosotros no estamos ilegales, aunque muchos lo crean. Somos cooperativas que pagamos 10.000 pesos a la Alcaldía para poder laborar”, informó.

Sobre el conflicto bilateral, opinó que se debería buscar el diálogo.

“El rebuscador es el que lleva del bulto, sin tener culpa de nada. Nosotros somos pobres, y esta situación nos coloca en un punto aún más critico. Nos favorecemos de Venezuela en muchos aspectos. Además, ¿para donde vamos a agarrar en caso de tener que salir de aquí? Venezuela es para muchos de nosotros una segunda patria, porque a ella vamos a refugiarnos ante el acoso de paracos y guerrilleros”.

Acá, admitió, “se vive con miedo de hablar, porque no se sabe quien lo oye a uno, y hasta te pueden mandar a matar con un sicario para quitarle la merca (gasolina). Ojalá todo termine pronto”.


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