domingo, 24 de enero de 2010

El péndulo ideológico en América Latina


La de Chile es tan sólo la primera de cuatro elecciones en la región que develarán un giro hacia la derecha.

La diferencia entre izquierda y derecha tiene que ver con el rol del Estado en la economía y en la vida de los individuos; el del libre mercado como factor de desarrollo; y las relaciones con terceros países.

La elección presidencial en Chile que fue ganada por Sebastian Piñera es apenas la primera de cuatro elecciones más que tendrá América Latina durante este año y parece, según los sondeos, que el péndulo ideológico empieza a moverse hacia la derecha. El eventual regreso de la oposición a la Asamblea Nacional venezolana, el posible relevo de Lula en el 2010, una salida del poder de los Kirchner y de Daniel Ortega en el 2011, nos indicarán si el péndulo en verdad giró.

Durante el 2009 se celebraron elecciones en Ecuador, Uruguay, Bolivia, El Salvador, Panamá, y Honduras. En los dos últimos países se ha elegido a un presidente de derecha.

De los 20 países de América del Sur y América Central; cuatro siguen el modelo del “socialismo del siglo XXI”, diez son de izquierda “moderada” y seis son de derecha, contando a Chile y Honduras que acaban de elegir a sus presidentes.

Lo que en America Latina se reconoce como la izquierda tiene muchas vertientes. Chile durante los 20 años que gobernó La Concertación (coalición de partidos políticos de centro y de izquierda moderada) firmó alrededor de 24 Tratados de Libre Comercio con diversas regiones del mundo. Por su parte, el gobierno de Lula da Silva continuó con las líneas económicas del gobierno de Cardozo (llamado neoliberal).

Por otro lado, gobiernos de izquierda “radical” como el de Chávez y Morales han nacionalizado una gran cantidad de sectores catalogados como cruciales (¿la cadena Éxito?), siguiendo un modelo económico de corte socialista y en algunos elementos casi marxistas.

En la medida en que la izquierda liderada por Chávez se radicalice, más Estados tenderán hacia el centro y la derecha del espectro político. Eso es así porque buena parte de sus promesas han sido incumplidas y no han llevado a una condición más favorable de la población vulnerable. La existencia de corrupción galopante, el desconocimiento del valor de la pluralidad política, el interés de perpetuarse en el poder, y sus rasgos antidemocráticos, son algunos elementos que demuestran el fracaso de sus políticas.

Los gobiernos de Michell Bachelet y Lula da Silva demostraron la posibilidad de gobiernos que realizan una mayor inversión social sin desestimar las ventajas del libre mercado entre los países. Además, ambos con una gran popularidad se negaron a cambiar la constitución para continuar en el poder, demostrando respeto por las instituciones democráticas, la separación de poderes y el sistema de pesos y contrapesos sobre lo cual descansa en buena medida el ideal democrático-liberal.

Chile y la geopolítica ideológica de A. Latina
La elección de Sebastián Piñera podría reconfigurar el subsistema latinoamericano. En una región en la que no hay un liderazgo claro, incluso por parte de Brasil o Estados Unidos, la afinidad política entre los líderes es un recurso invaluable para consolidar los procesos de integración.

"Tengo muchas diferencias con la forma en que se están manejando los temas públicos en Venezuela. Quiero decirlo con mucha claridad: esas diferencias son profundas y tienen que ver con la forma en que se concibe y practica la democracia, con la forma en que se concibe el modelo de desarrollo económico y muchas más", declaró el presidente electo chileno. En agosto del 2009, Evo Morales, declaró: "¿Qué pasaría, y para eso debemos estar preparados, si la línea de los pinochetistas en Chile ganara las elecciones? Sería muy grave para la democracia sudamericana".

Ambas declaraciones indican un posible acercamiento de Chile a gobiernos como el del Presidente Álvaro Uribe y el Presidente Felipe Calderón de México. Con Perú las tensiones probablemente continuarán debido al caso del diferendo limítrofe que está en Corte Internacional de La Haya, pero seguirá el aumento de las inversiones mutuas y al menos en principio se destacará el diálogo y una actitud conciliatoria.

Con los demás gobiernos de izquierda de la región probablemente las relaciones serán cordiales y enfocadas a las relaciones económicas. Los temas políticos, como las relaciones con países ajenos a la región, probablemente generarán tensiones, en algo similares a las de Colombia durante el año 2009. De esta forma, el proceso de integración de la región seguirá empantanado y avanzará muy lentamente.

La llegada de gobiernos de derecha generará tensiones en la región pero la consolidación de los mecanismos de diálogo y concertación probablemente evitará conflictos y limitará la intranquilidad relacionada con las diferencias ideológicas. El Grupo de Río, la OEA y Unasur son los instrumentos más adecuados para que se consensúen posiciones y restrinjan los nerviosismos. A eso deben apostarle los gobiernos latinoamericanos.

(*) Profesor e investigador de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.


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